En las profundidades de la noche, cuando las calles están sumidas en la más absoluta oscuridad y el silencio invade cada rincón de la ciudad, un terrorífico ser surge de las sombras para sembrar el miedo en los corazones de los desprevenidos transeúntes. Conocido como "El Caminante Nocturno", este espeluznante individuo adopta la forma de un muerto viviente, vistiendo ropas andrajosas que en otrora pertenecieron a seres vivos.
La criatura, envuelta en un halo sobrenatural y una ominosa aura que la rodea, deambula sin rumbo fijo por las calles desiertas a altas horas de la madrugada. Su apariencia desgarradora asusta a cualquiera que tenga la desventura de cruzarse con ella. Sus ojos huecos y desorbitados brillan en la oscuridad, sin dejar lugar a dudas sobre su origen sobrenatural. A medida que se acerca, un hedor a podredumbre y muerte se hace evidente, produciendo un escalofrío incontrolable en aquellos que lo perciben.
Las ropas andrajosas que cubren su raquítica figura están manchadas de una sustancia oscura e indeterminada, tan pegajosa que ningún agua puede deshacerla. Su caminar lento y cadavérico, acompañado por un sonido de huesos quebradizos y arrastrando una pierna en clara señal de su estado no vital, agrega aún más al espanto. ¿De dónde ha surgido esta aberración de la noche? ¿Qué fuerza siniestra le ha otorgado vida propia para que deambule por las calles hasta el fin de los tiempos?
El Caminante Nocturno no tiene ninguna intención benévola.
Se dice que su único propósito es atormentar a los vivos, alimentándose del miedo que despierta en los corazones de aquellos a quienes persigue. Nunca se ha sabido de alguien que haya escapado ileso de su encuentro, pues su presencia consterna hasta al más valiente de los hombres, paralizando mentes y extremidades. Su avistamiento es una advertencia lúgubre de que el fin puede estar más cerca de lo que se piensa.
La leyenda del Caminante Nocturno se ha transmitido de generación en generación, y ha dejado una huella imborrable en aquellos que han sido testigos de su existencia. La oscuridad de la noche ha encontrado en esta figura terrorífica su representación más fiel, su encarnación tangible. Aunque muchos lo consideran solo un mito, aquellos que han sufrido su presencia juran por la verdad de su existencia y el impacto que ha dejado en sus vidas.