En la noche, cuando estoy solo en casa, el lobo viene a verme. Dice que no es un lobo como los demás. En su espectro de otra dimensión. Tomó esa forma para mi entendimiento. La primera vez que se apareció creí que iba a matarme y comerme, pero me habló. Pensé que era un sueño. Los lobos no hablan.
—No soy un lobo —me dijo.
—¿Qué eres?
—Soy tu padre, pequeño niño —dijo olfateándome.
—No es posible. Mi papá salió con mi madre, tú te ves como un animal.
—Tampoco soy eso. Tardarás mucho en comprender nuestra complejidad.
Dudé de lo que me decía y aún tenía miedo de ser devorado.
—Si tú eres mi padre, ¿Quién es mi madre?
—Es la misma. Los seres como nosotros nos reproducimos con mortales. Ellos no se dan cuenta, los infantes son iguales a ellos en el exterior. Pero lo que en verdad eres está a dentro. Le decimos tu sombra. Tu verdadero yo. Saldrá pronto, cuando dejes este mundo.
—Pero, no quiero morir —pequeñas lágrimas de terror salieron de mis ojos al pesar que fallecería.
—No lo entiendes, pequeño niño. No moriras. Vivirás en verdad, cuando mueras. Y yo te ayudaré a salir.
Derechos de autor: Escrito original / Los Miedos Que Acechan / Literatura De Terror.
