Había una vez un pequeño pueblo enclavado en lo profundo de un bosque oscuro y tenebroso. En ese pueblo, se rumoreaba sobre un pozo de agua maldito, conocido como "El Pozo de las Muñecas". Se decía que en las noches de luna llena, las muñecas cobraban vida y se arrastraban fuera del pozo en busca de almas inocentes para poseer.
Los niños del pueblo temían acercarse al pozo, pero un día, una niña valiente llamada Sofía decidió desafiar el peligro y explorar el misterioso lugar. Con paso vacilante, se acercó al borde del pozo y escuchó susurros en la oscuridad. De repente, una mano fría y huesuda emergió del agua, sosteniendo una muñeca de porcelana con ojos vacíos y una sonrisa malévola.
Sofía se quedó petrificada ante la visión aterradora y sintió cómo el frío abrazo de la muñeca la envolvía. Intentó liberarse, pero sus fuerzas se desvanecían lentamente. La muñeca, con voz chirriante y escalofriante, susurró: "Ahora eres una de nosotras, una de las muñecas del pozo de agua. Tu alma nos pertenece".
La niña sintió cómo su cuerpo se volvía rígido y sin vida, convertida en una muñeca más en la colección macabra del pozo. Su mirada perdida se unió a la de las otras muñecas, que la observaban con ojos vacíos y sonrisas siniestras. Juntas, esperaban a que llegara la siguiente víctima para unirse a su triste destino.
Desde ese día, los habitantes del pueblo evitaban el pozo de agua de las muñecas, temiendo caer bajo el hechizo de las muñecas poseídas. Pero la leyenda seguía viva, susurrando en las sombras y recordando a todos que en lo profundo del bosque, el pozo de agua de las muñecas aguardaba a nuevas almas para añadir a su colección eterna.
Así concluye la historia del pozo de agua de las muñecas, una narración terrorífica que sigue acechando en la mente de aquellos que se aventuran a adentrarse en lo desconocido. ¿Te atreverías a acercarte al pozo y desafiar a las muñecas malignas que lo habitan?