En lo más profundo de un oscuro castillo, se encuentra un trono que ha sido testigo de innumerables tragedias y horrores a lo largo de los siglos. Este trono no es uno común y corriente, sino uno venenoso, que emana un aura maligna y letal.
Los que se sientan en este trono ven su vida consumida por un veneno que corroe lentamente su cuerpo y su alma. Una vez que se sientan en él, ya no hay vuelta atrás, la sentencia está dictada y solo les espera la agonía y la muerte.
El trono está cubierto de inscripciones antiguas en un lenguaje olvidado, que advierten a aquellos que se acercan de su naturaleza mortal. Sin embargo, muchos han ignorado estas advertencias y han sucumbido a su poder mortal.
La madera del trono está podrida y retorcida, como si estuviera viva y sedienta de sangre. Las espirales de veneno se retuercen por los brazos del trono, hipnotizando a aquellos que se acercan y atrayéndolos hacia su oscuro abrazo.
El veneno que emana del trono es una sustancia viscosa y negra, que se filtra en la piel y envenena lentamente cada célula del cuerpo. Los ojos de aquellos que se sientan en él se vuelven opacos y sin vida, reflejando el horror que sienten en su interior.
Se dice que el trono venenoso está poseído por una entidad maligna, que se alimenta de la desesperación y el sufrimiento de aquellos que caen bajo su influencia. Se rumorea que en las noches de luna llena, se pueden escuchar susurros siniestros emanando del trono, llamando a nuevas víctimas hacia su oscuro destino.
Quienes han logrado sobrevivir a la experiencia de sentarse en el trono venenoso han quedado marcados de por vida, con cicatrices emocionales que nunca sanarán. Nadie se atreve a acercarse a él, temiendo caer bajo su influencia y convertirse en una sombra de lo que alguna vez fueron.
El trono venenoso sigue en su oscuro rincón del castillo, esperando pacientemente a su próxima víctima. Quién será el valiente o el insensato que se atreva a desafiar su poder mortal?