Era una noche oscura y tormentosa en el pequeño pueblo de Ravenwood. Las calles estaban vacías y la lluvia caía sin piedad sobre los tejados. La gente se encerraba en sus hogares, temerosos de lo que pudiera acechar en la oscuridad. Pero había una persona en particular que estaba más asustada que nadie.
Esa persona era Lila, una joven estudiante que se había mudado recientemente al pueblo para asistir a la universidad. Ella estaba sola en su pequeña casa de campo, tratando de estudiar para un examen importante. Pero su mente estaba demasiado ocupada con los extraños sucesos que habían estado ocurriendo en el pueblo en las últimas semanas.
Había rumores de desapariciones, de extrañas luces en el cielo y de sonidos misteriosos que resonaban en la noche. Lila había intentado ignorar estos rumores, pero ahora que estaba sola en su casa, todos esos pensamientos comenzaban a inundar su mente. La lluvia golpeando contra la ventana no ayudaba a calmar sus nervios.
La criatura
De repente, un fuerte golpe en la puerta la sacó de su trance.
Lila se levantó de la mesa y se acercó a la puerta con cautela. Miró a través de la mirilla y no vio a nadie. Pero antes de que pudiera retirarse, la puerta se abrió de repente y un escalofrío recorrió su espina dorsal.
“¿Hola?” dijo Lila, tratando de sonar valiente.
No hubo respuesta. Solo un silencio incómodo y una sensación de peligro inminente.
De repente, un sonido extraño resonó desde el otro lado de la casa. Parecía como si algo estuviera arrastrando los pies por el piso de madera. Lila se estremeció y buscó algo que pudiera usar para defenderse. Agarró un libro grueso de la mesa y se acercó con cautela al sonido.
Cuando llegó al final del pasillo, vio una figura oscura y enmascarada agachada en el suelo. Lila gritó y golpeó al intruso con el libro, pero la figura se levantó rápidamente y la empujó contra la pared. Lila cayó al suelo, aturdida y temblando de miedo.
La figura se acercó a ella, sus ojos brillando bajo la máscara. Lila intentó gritar, pero algo la hizo callar. Se dio cuenta de que la figura no era humana, sino una criatura extraña y aterradora. Tenía tentáculos que salían de su espalda y una sonrisa siniestra en su rostro.
La criatura se acercó a ella y Lila supo que estaba perdida.
La criatura comenzó a hablar con una voz gutural y desagradable, diciéndole que ella era su próxima víctima. Lila cerró los ojos y se preparó para lo peor. Pero de repente, un fuerte ruido resonó en la casa y la criatura se alejó de ella. Lila abrió los ojos y vio que la puerta se había abierto de golpe. A través de la puerta vio la silueta de una figura oscura.
Envío; Alan García.