La noche oscura de luna llena se cierne sobre un antiguo y siniestro castillo. En el corazón de este tenebroso lugar, la sombra de un hombre lobo acecha con sed de venganza. Su figura imponente, mitad humana y mitad bestia, se desliza entre las grietas de las murallas en ruinas, mientras la luna escupe su luz plateada sobre la desolada escena.
Su pelaje oscuro y erizado chispea con cada resplandor lunar, sus ojos amarillos brillan con una malicia despiadada. Este humano transformado, víctima de un antiguo maleficio, busca desesperadamente la retribución que tanto anhela en esta noche maldita. Durante siglos ha sido prisionero de la maldición de su propia existencia, pero ahora es el momento de su revancha.
Con cada paso, su figura se contorsiona y dobla, movimientos grotescos y cautelosos que demuestran su completa fusión con su bestial ego. Un aullido agudo y ensordecedor escapa de sus fauces, rasgando el aire nocturno y estremeciendo los cimientos de la fortaleza de piedra.
El castillo en sí mismo es una joya arquitectónica de épocas pasadas. Sus torres altas y góticas parecen estirarse hacia el cielo como manos esqueléticas, mientras que las ventanas destrozadas susurran historias de desesperación y muerte. Pero, en esta noche específica, ya no es solo el castillo el que guarda secretos y misterios, sino también el hombre lobo que espera su oportunidad desde dentro.
La sed de venganza lo consume mientras traspasa las sombras, saltando sigilosamente de un rincón a otro del oscuro patio. Su corazón late salvajemente, alimentando su furia incontrolable. Cada músculo tenso y poderoso, preparado para la batalla que se avecina.
Finalmente, el hombre lobo se encuentra frente a la puerta principal del castillo. Sus garras afiladas golpean la madera vieja y carcomida en un ensordecedor eco que resuena a través de los pasillos olvidados. No hay escapatoria para aquellos que se ocultan en el interior, pues la justicia sanguinaria del hombre lobo se avecina.
La noche oscura de luna llena alcanza su punto culminante, bañando el castillo en un resplandor fantasmagórico. Los aullidos del hombre lobo desgarran el aire mientras se adentra en la sala principal, dejando tras de sí una estela de pánico y destrucción. La venganza ha llegado.