Mi nombre es Diego y desde pequeño me encanto la aventura y la supervivencia, por lo que entrar a los exploradores era claramente algo que haría.
Hace unos 12 años cuando me gradué del colegio, en mis vacaciones invité a unos amigos a ir un campamento, en total éramos 6. Con la arrogancia e impertinencia que uno tiene cuando es adolescente, decidimos no escuchar a nuestros padres y fuimos a acampar a un bosque no regulado.
Empezó de la mejor manera, hallamos el sitio perfecto para poner nuestras carpas y otros artículos, también logramos cazar un par de conejos, teníamos todo preparado.
Ya caída la noche, mi amigo y yo cocinamos los conejos.
Nos contamos historias de terror y luego nos fuimos a dormir.
Como costumbre de los exploradores, decidimos hacer guardia en parejas, a mí me tocaría de 3 a 6 con Martín. Cuando fue mi turno, me vestí rápidamente y salí, afuera ya estaba Martín sentado a un lado de la fogata. Durante 2 horas no ocurrió absolutamente nada, y de repente entre los árboles se vio una figura asomándose.
Le apuntamos con nuestras linternas y no había nada, le gritamos y ningún sonido se escuchó de vuelta. Quizás el sueño nos estaba jugando una mala pasada. A las 6 de la mañana, mientras me levantaba de mi asiento, Martín me dijo que iría a orinar y no lo esperara. Me fui tranquilamente a mi carpa y desperté a los del último turno. Al día siguiente nos despertamos y Martín no estaba, lo buscamos por todas partes y no aparecía.
Decidimos llamar a la policía y ellos se encargaron de la búsqueda
A nosotros nos mandaron a nuestras casas. Después de una semana la policía lo reporto como perdido y abandono la búsqueda. Meses después su familia lo dio por muerto, y el mundo se empezaba a olvidar que había existido. Una noche mientras dormía, en mis sueños volvía a aquel bosque y Martín me llamaba desde lo lejos, corrí a su encuentro y al ver su cara, se veía sin vida, totalmente pálida y húmeda.
Nos miramos por un largo tiempo, y abrió la boca, sus palabras me quedaron grabadas para siempre: Me abandonaste aquí con él, por favor libérame. Discutí de esto con mis amigos y decidimos volver al bosque, fuimos al lugar donde vi a Martín en mi sueño, y allí encontramos un cuerpo.
Era Martín, se encontraba sin ojos y tenía una macabra expresión en su cara, luego de unos minutos, una sombra familiar se acercó a nosotros y nos habló. No me recuerdan, soy yo, me dejaron aquí en el bosque. Tú, Diego, eras mi mejor amigo, y decidiste ir a tu casa en vez de buscarme, no te preocupes, no te hare daño, solo tendrás que darme un hogar.
Desde ese día Martín camina en mi casa durante la noche, y de 3 a 6 me obliga a mantenerme despierto, me dice que quien se lo llevo a él ya me conoce, y que yo podría ser el siguiente.