En lo profundo de las montañas, en un pequeño pueblo donde el misterio y la oscuridad se envolvían como un manto, vivía el Doctor Basilisco. Un hombre alto y viejo, con cabello blanco como la plata y ojos penetrantes como los de un águila.
Los habitantes de aquel lugar siempre hablaban en susurros sobre las extrañas prácticas de ese doctor. Se decía que era capaz de curar enfermedades inusuales y desconocidas. Sin embargo, nadie podía explicar cómo ni qué tipo de tratamientos realizaba.
Una noche, una joven llamada Isabella, enferma desde hacía meses, decidió buscar la ayuda del Doctor Basilisco. Desesperada por encontrar una cura, atravesó las sombras del bosque y llegó a una pequeña y siniestra cabaña.
Apenas tocó la puerta, ésta se abrió de par en par. Había una débil luz iluminando el interior. Isabella entró cautelosamente y se encontró con una sala llena de frascos con extrañas mezclas y libros polvorientos.
El doctor apareció lentamente, con una sonrisa enigmática en su rostro arrugado. Sin decir palabra, le indicó a Isabella que se sentara en una silla a su lado.
Comenzó a realizar sus extraños rituales, murmurando palabras en un idioma desconocido. Isabella se encontraba aterrada pero al mismo tiempo llena de esperanza. ¿Sería él capaz de sanarla?
Después de varias horas, el doctor concluyó el tratamiento. Abrió un frasco y vertió su contenido en un vaso. Se lo dio a Isabella, asegurándole que era la cura para su enfermedad. Ella dudó, pero finalmente, confiando en su desesperación, lo ingirió. En cuestión de segundos, comenzó a sentirse mareada.
"¡Doctor! ¿Qué me ha dado?", preguntó Isabella mientras su visión se nublaba.
El doctor sonrió nuevamente y, con voz siniestra, respondió: "Mi querida Isabella, aquel elixir era solo una prueba. Te he dado la enfermedad más letal, la misma que te aquejaba pero en su forma más aguda. Quería experimentar contigo, eras perfecta como conejillo de indias".
Isabella se desmayó y nunca más despertó. Desde aquel momento, el Doctor Basilisco continuó con sus experimentos macabros, atrayendo a más personas desesperadas en busca de cura. Sin embargo, nadie nunca más regresó.
"El Doctor Basilisco, un ser oscuro y siniestro, cuyo único propósito es esparcir enfermedad y sufrimiento en el mundo. Una advertencia para aquellos que buscan soluciones rápidas en lugares oscuros".
Si alguna vez te encuentras con el Doctor Basilisco, ten cuidado... podrías ser su próximo experimento.