Algunos decían que era descendiente de vampiros, otros que tenía pacto con el demonio, otros más decían que la muerte era su protectora, lo cierto era que Midora era un niña sin fin, se recluia en una vieja casona, nunca se supo cómo ese espíritu oscuro fué a quedarse en ese lugar.
Ahí fue a dar un joven matrimonio, que había adquirido esa propiedad, Lamara una mujer de 28 años estaba embarazada, tenía como 5 meses de gestación, su marido Luko era ingeniero automotriz, su compañía se había trasladado a ese poblado y esa casa, le quedaría cerca de su trabajo.
Emocionados por el hecho de ser padres, hacían planes sobre como se llamaría su hija, ya sabían el seco de su hija, por los ultrasonidos, la suerte parecía sonreírles, sin imaginar lo que estarían a punto de vivir.
Laa primeras semanas Luko se dedicó a arreglar los desperfectos de la casa, también para que su mujer estuviera cómoda y tuviera un embarazo tranquilo.
– Quedó muy bien la casa amor, Decía alegre su mujer, en tanto él, la abrazaba y besaba cariñoso, las tres semanas que pasaron ahí se fueron rápido, hasta que una noche en que descansaban, ruidos extraños provenían de afuera de su casa, Luko bajó a investigar, pero no vió nada.
A partir de esa noche, eran más y más constantes los ruidos y gemidos de lo qué parecía ser una niña.
Incluso de día, cuando él se iba a trabajar, Lamara oía en la parte de arriba una especie de pasos y como algo corría y deseaba bajar, ella cansada de estar así, subió con cuidado, encendió su linterna y vio que había muchos trebejos tapados con sábanas.
Entonces oyó una risa malévola y al enfocar gritó al ver a Midora que enseñaba su sonrisa perversa y le decía:
– Soy la niña eterna de esta casa y tu hija será mía, entraré en ella y verás como les va a ir, corriendo se alejó y aunque
Lamara la quiso alcanzar, se perdió entre tanto vejestorio, temblando de miedo, esperó hasta que llegó Luko, para explicarle lo qué pasó.
– ¿ Estás segura que era una niña ? Le pregunto su esposo.
– ¡¡ Siii!! De mirada malévola y me dijo que le haría daño a mi hija.
– ¡¡ Eso, estará por verse !!
Luko subió al desván, reviso cada rincón y no vió nada extraño, solo observó qué había muchos juguetes ya viejos en varias cajas y al quitar una de esas sábanas viejas, una foto grande de la niña, le aterró esa mirada de miedo y llena de terror.
– Yo no soy muy creyente, pero sacaré unas cruces que tengo y nos las pondremos para que no nos haga daño.
Los días y meses pasaban y las cosas se ponían peor con esa niña fantasma.
Ya que los ruidos no cesaban y más en la madrugada, cansado de ello, decidió enfrentarla, pero Midora gozaba de hacerlos sufrir.
Una tarde en que Lamara miraba tele, oyó correr en la sala a Midora, cuando de pronto un dolor intenso la hizo caer, sentía con la bebé se movía, al estar tirada en el suelo, observó espantada a esa niña del mal, que la observaba y decía:
– ¡¡ Pronto tú hija nacerá y yo estaré dentro de su cuerpo y haga mi voluntad y mi Dios lucifer reine en esta casa mucho tiempo.
Al quedarse sola, con trabajos se levantó y llamó a su esposo, el cuál más tarde llegó a su casa y estar cerca de su mujer.
– ¡¡ Vámonos de aquí !! Gritó Lamara.
– Entiendo tu miedo amor, pero esa niña del mal, no se saldrá con la suya.
Más noche, la casa era oírse ruidos en todos lados y como Midora gozaba haciendo eso y meterles el terror al joven matrimonio, Luko se acordó de un poder energético que había leído en un libro para combatir entes malignos.
Y sacó agua bendita, marcando con una cruz y un triángulo cada rincón de la casa, en respuesta Midora gritaba horrible y se le apareció a Luko y su mujer, su ser maldito se introdujo en ella y empezó a querer matar a la bebé.
Desesperado, Luko sacó una cruz antigua que en sus tantos viajes le había dado una mujer que sabía de artes oscuras y como.combatirlas, esa cruz la colocó en la frente de su mujer, Midora gritó y se salió del cuerpo de Lamara.
– ¡¡ Lárgate de aquí ser malvado !! ¡¡ Ni tú, ni nadie nos hará daño ya que Dios nos cuida y jamás podrás hacernos daño. !!
– ¡¡ Aghhhhh !! ¡¡ Volvereeee !! ¡¡ Y cuando tú hija crezca más entraré en ella recuerda que soy la niña eternaaa!!
Al irse, Lamara entro en trabajo de parto, Luko se preocupo ya que tenía ocho meses de embarazo, rápido la llevó al hospital y la atendieran en urgencias.
Después de tanto miedo y susto, nació su pequeña hija, en apariencia todo estaba bien con ella, la tenían en una incubadora para que estuviera más recuperada.
Así pasó un mes, en su casa parecía qué las cosas estaban bien, pero no lejos de ahí, esa niña eterna y malevola obervaba y sonreía, se aprestaba para actuar en la fecha marcada, pero Luko y su mujer lucharian por defender su casa y a su hija, de la maldad de Midora y vencer al mal por siempre.
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