En Alemania en la ciudad de Hessen donde nacieron las historias de brujas, lobos, y hadas, allí hay una casa muy peculiar en las fuera de la ciudad.
Conocida como la “casa de la cuidadora” (Haus des Hausmeisters) del lugar se cuentan muchas cosas, una de ellas, es que la casa pertenecer a un médico nazi que experimentaba con niños.
Cuentan que a principio de la Segunda Guerra Mundial el médico tenía acceso a niños judíos para sus experimentos, a diferencia de lo que se hacía en los campos de concentración los niños llegaban hasta la casa tras quedar huérfanos por la guerra, él les daba cobija y alimentos, y los cuidados no eran malos según consta, pues tenía personal para atenderlos.
En su sótano tenía una especie de laboratorio donde les llevaba y hacía cirugías como trasplantes de cerebro experimentales que por supuesto no funcionaban. También experimentó cambiando órganos como hígados, corazón, riñones, en solo dos casos según su propio diario tuvo éxito.
El Doctor Arturk tenía una especie de horno donde allí cremaba los cuerpos después de los experimentos.
Se estima que entre 1942 y 1945 el Doctor asesino cerca de 150 niños. En 1945 una niña cambiaría el curso de la historia de este asesino nazi. Resulta que una niña llamada Sofía estuvo varios meses en la casa, ella tenía solamente 7 años aunque según describen testigos de la época era muy pegueñita y aparentaba tener 4 años.
El doctor y sofía
Pero sin embargo era muy inteligente.
Al extremo que en el año y medio que convivir en la casa desarrolló un nivel que todos quedaban asombrados, leía ruso, alemán, francés, dibujaba, tocaba el piano, y dicen que la señora de la casa le tomó cierto aprecio y por eso tardó el médico en hacer experimentos con ella, sin embargo ese tiempo fue lo que terminaría con los experimentos del doctor.
A finales de abril de 1945 el doctor decidió que el cerebro de la niña Sofía con esa capacidad debía estar en el cerebro de su hija Claud que sufría de una autismo leve, así quedó escrito en su diario.
Pero lo que no sabría el doctor es que Sofía sabía lo que pasaba con los niños que entraban al sótano y nunca salían.
La niña se preparó, el médico le dijo que al día siguiente en la mañana tendría que hacer unos exámenes y tendría que bajar al sótano, y ese fue el error del médico.
Sofía tomó un hacha que había cerca del horno y esa noche ejecutó el asesinato íntegro de toda la familia mientras dormían , el doctor, su esposa, sus dos hijos, y hasta tres empleados, nadie sabe explicar hasta la actualidad como una niña tan delicada y pequeña pudo hacer tal masacre.
Al día siguiente la policía (Ordnungspolizei) llegó tras la alerta de un empleado que no pernoctaba en la gran casa, el lugar era un infierno la sangre corría por toda la casa, e incluso un perro se había alimentado de uno de sus dueños, la prensa de la época recogía el suceso como algo sin precedentes.
La policía Alemana buscó la chica y la encontró unos días más tarde en un bosque cerca de la casa.
La destinaron a morir en Auschwitz trás ella misma relatar lo sucedido.
Para sorpresa de todos el tren que fue enviado con prisioneros al campo de concentración fue el último, los Alemanes perdieron la Guerra y ella (la niña del hacha como llamó la prensa) al tercer día de estar en el campo de concentración fue liberada como muchos otros.
Un propio militar nazi contó la historia, sin embargo de Sofía la niña que mató toda una familia de nazis nunca más se supo, algunos especularon que causó curiosidad en un militar ruso y fue adoptada, hoy puede aún estar viva con 84 años de edad.
©Yordan Roque Álvarez