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El trailero y la difunta

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En el fascinante mundo de Los Traileros se ven cosas meramente increíbles de todo tipo, los sucesos paranormales abundan en las carreteras así como de cualquier otra índole y lo que voy a contarles le sucedió a una persona de nombre Fidencio, ¡él me lo contó tal cual yo se los voy a narrar! Lo conocí precisamente en la carretera, en esa ocasión yo viajaba con mi familia iba de visita para con los suegros, de repente a mi auto le empezó a salir humo del motor y miré que la aguja que marca la temperatura en el tablero estaba en rojo hasta el tope, íbamos cruzando por un Paraje boscoso muy solitario y me tuve que orillar en un vado qué había aún lado de la carretera.

Me bajé y levanté El cofre para revisarlo esperando encontrar la falla, ¡eran como las cuatro de la tarde! No faltaba mucho para que se hiciera de noche y no podía estar en ese lugar tan solitario con mi familia, no sabía mucho de mecánica pero esperaba que se hubiese desconectado una terminal del poste de la batería o que solo se haya calentado por falta de agua en el radiador. Al revisarlo Aunque le salía mucho humo no pude encontrarle el desperfecto, la situación se había puesto un tanto crítica porque el poblado más cerca estaba a muchos kilómetros de distancia de dónde nos habíamos quedado tirados, la única opción era llamarle a algún mecánico pero al tratar de hacerlo nos dimos cuenta que estábamos en una zona muerta porque los celulares no tenían cobertura y nos empezamos a preocupar mi señora y yo.

En eso a la distancia vimos que venía un tráiler.

Al ver el auto con el cofre levantado y que mi esposa y yo estábamos tratando de repararlo el conductor del enorme camión se paró adelante de nosotros, luego que llegó hasta donde estábamos dijo llamarse Fidencio preguntando que le había sucedido a nuestro vehículo, rápidamente le explicamos el porqué nos habíamos detenido entonces fue a su camión y regresó con una caja de herramienta, se metió por abajo del carro y en cuestión de minutos salió con la manguera qué va del radiador hacia el motor qué evita el calentamiento, estaba rota de uno de sus extremos y nos dijo que ese era el problema por el cual se nos había calentado porque se le había tirado toda el agua del radiador.

Luego de cortarle el extremo dañado se volvió a meter abajo Y en cuestión de diez minutos la volvió a colocar solucionando nuestro problema, después sacó de su camión un galón de veinte litros con agua y se lo vacío a nuestro radiador, nosotros agradecidos le dábamos un poco de dinero ¡la verdad nos había librado de una situación muy complicada! Pero no lo aceptó nos dijo que afortunadamente le había salido ese viaje a última hora.

¡Tal vez había sido una coincidencia del destino para poder ayudarlos!

Todavía se dio tiempo para contarnos una asombrosa historia que había vivido varios años atrás precisamente en esa carretera unos kilómetros adelante, antes de empezar a contarme emocionado sacó una cajetilla de cigarrillos y me ofreció uno, después de encenderlos empezó a narrarnos lo que le sucedió.

Hace algunos tres años venía por esta misma carretera para entregar una mercancía a Querétaro y cinco kilómetros más adelante miré que había un accidente de un autobús, se había volcado y por lo que vi al parecer había varios fallecidos porque la ambulancia estaba levantando algunos cuerpos cubiertos de pies a cabeza con sábanas blancas, la policía no dejaba detenerse a ningún vehículo para evitar que se hiciera mucho tráfico, aun así duré como una hora por eso fue que alcancé a ver los cadáveres al subirlos a la ambulancia. Seguí mi camino y más adelante me detuve en una fonda para tomarme un café.

El trailero y la difunta

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¡El accidente me había puesto nervioso!

Además ya se había hecho de noche y aún me faltaba mucho camino por recorrer y quería despejar mi mente con un café bien cargado, en eso estaba cuando no sé de dónde llegó una mujer y sin más se sentó a un lado de mí, ¡al momento sentí algo extraño! Como escalofríos por un helado viento que tocó mi cuerpo en el instante que ella se sentara.

Dijo que al principio aquella mujer se sentó sin decir nada solo lo miraba fijamente, él le preguntó que deseaba ofreciéndole un café, aunque no le respondió pidió dos cafés uno para el y el otro para aquella extraña mujer, ella solo se limitó a mostrarle un papel con una dirección y un nombre de una persona escritos en el, dijo que sí por favor se lo entregaba a esta persona que era su hermana porque ella se dirigía a la cárcel a visitar a su esposo en otra ciudad.

¡Hacía mucho que no lo visitaba no sabía cuándo regresaría y sus dos hijas se habían quedado solas en casa!

Por eso necesitaba avisarle a Lupe para que fuera por ellas y se las cuidara mientras ella estaba fuera, luego dijo llamarse María.

Tomé el papel y al ver la dirección miré que era en un pueblo más adelante, quedaba en mi ruta sin desviarme y no le vi ningún problema en hacerle el favor pero lo que no entendía o más bien se me hizo extraño fue el porqué no le hablaba por teléfono a su hermana y se lo decía o en su defecto, ¡ir ella misma ya que no quedaba lejos de donde estaban platicando! Diciéndole que sí agarré el papel y lo guardé en el bolsillo de mi camisa, ella sin decir nada más se levantó de la silla y salió en silencio del lugar, al mirar su café intacto voltee al instante hacia la salida para decirle que olvidaba su café pero la mujer ya no estaba.

¡Había desaparecido en cuestión de segundos!

Con un dejo de extrañeza apuré el café luego pagué la cuenta y a bordé el tráiler para continuar mi camino, eran las diez de la noche y no quería llegar muy de madrugada a mi destino, el café me había despejado un poco la mente y me puse a escuchar en la radio música relajante, iba tan ensimismado en mis pensamientos qué me pasé de largo el pueblo donde debía entregar aquel papel olvidándolo completamente, no sabía porque lo había olvidado quizás fue porque iba un poco apurado, ¡el accidente ocurrido en la carretera me había quitado una hora de mi tiempo! Pero no había avanzado ni cinco kilómetros del pueblo donde tenía que entregar el recado cuándo mi camión extrañamente empezó a fallar y apenas alcancé a orillarlo cuando se detuvo totalmente, luego se apagaron el motor y las luces.

No entendía que estaba sucediendo si el camión antes de salir a ese viaje había sido revisado y estaba en muy buenas condiciones, además era raro que ni las luces encendían

¡Como si se hubiesen descargado las enormes baterías que trae un tráiler para abastecer todo su funcionamiento!

Confundido me bajé para revisarlo, antes de ser trailero fui mecánico y posiblemente lo arreglaría yo mismo, levanté su pesado cofre y me dispuse a revisarlo aluzando el enorme motor con una linterna de mano esperando que no fuera muy grave el problema.

Pero apenas había empezado a revisarlo cuándo las luces se encendieron por sí solas, rápido me bajé del motor haciéndome a un lado por dónde va el copiloto pensando qué algunos asaltantes trataban de encenderlo para robármelo, cuándo alucé la cabina claramente miré sentada a la misma mujer que había visto en la fonda cinco kilómetros atrás.

El trailero y la difunta

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Se me erizó la piel y los pelos se me pusieron de punta.

¿Cómo era posible que estuviera arriba de mi camión si ella se había quedado en aquella fonda? ¡Además cuando venía en el camino no había nadie dentro de la cabina más que yo! El miedo y la impresión me hicieron trastabillar desviando la luz hacia otro lado y cuándo alucé nuevamente al mismo lugar ya no había nadie.

Aterrado subí al camión.

Inserté la llave en el switch y al oprimir el botón de encendido increíblemente la máquina prendió al instante, eso me hizo recordar el favor que me había pedido le hiciera la mujer de la fonda, no estaba lejos del lugar y afortunadamente había un gran tramo dónde pude darme la vuelta para regresarme, al llegar al pueblo su entrada era muy ancha así que no tuve ningún problema de entrar, por fortuna miré a un traunscente nocturno y le pregunté por el domicilio señalándome que estaba a un par de cuadras más adelante, llegué al lugar y me bajé sin apagar el motor ¡no quería llevarme otra sorpresa!

Estaba apunto de tocar a la puerta cuándo se abrió y salió una mujer muy apresurada asustándose por haber aparecido de repente, luego que se repuso del susto dejó salir un suspiro de alivio y preguntó qué se me ofrecía,

Le dije que buscaba a Lupe García para entregarle un recado de su hermana.

Contestó que ella era Lupe entonces saqué de mi bolsillo el papel y se lo di diciéndole que se lo enviaba María explicándole brevemente lo que me había dicho, Lupe al escucharme no pudo evitar el llanto y me dijo que precisamente iba por sus sobrinas ya que le acababan de avisar que su hermana María había muerto en un accidente en el autobús cuando iba a visitar a su esposo a la cárcel.

Al escucharla quedé plasmado puesto que había muerto en el accidente cuando yo iba en la carretera mucho antes de que la viera en la fonda, por eso había sentido aquel extraño frío de muerte debido a que ya no pertenecía a los vivos y también fue el motivo de que mi tráiler fallara después de pasar el pueblo a donde debía entregar el recado y ella se apareció haciendo que el motor se apagara para que así yo pudiera regresarme y cumplir Lo que le había prometido, cuando se lo dije ella con lágrimas en sus ojos me dio las gracias por haberme regresado.

Yo solo le contesté que si podía hacer algo mas por ella.

Respondió qué rumbo llevaba para ver sí era el mismo dónde estaban sus sobrinas.

La llevé hasta donde vivía su hermana María, luego la volví a traer de nuevo a su casa para que estuvieran seguras con ella, perder un poquito más de tiempo no me quitaba nada sí era por hacer un favor de esa magnitud, así terminaba su relato con la última bocanada del cigarrillo. Luego me dijo, ¡esa es mi historia amigo! Por aquí cinco kilómetros adelante están las cruces de los que fallecieron en ese accidente y entre ellas está la de María García quién después de muerta se me apareció para que le hiciera el favor, ¡ahora sí vámonos que ya se está haciendo noche y aquí espantan! Impresionado por lo que me había contado, se subió al trailer y nosotros al coche y nos fuimos al mismo pasó que él por aquello de las dudas.

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