“Edward sintió que definitivamente había bebido demasiado esa noche, ¡estaba completamente borracho! Como de costumbre, este estado aumentó su coraje y la voluntad de buscar aventuras extrañas. Junto con Thomas, su mejor amigo de los días de la academia militar, ellos decidió escabullirse de la fiesta y encender algunos fuegos artificiales, ciertamente para satisfacción de todas las damas reunidas en la fiesta de Año Nuevo.
En medio del campo, a pesar del alcohol, Edward acaba de recordar acerca de un granjero extraño vecino a su residencia, quien les pidió que no encendieran los fuegos artificiales esa noche porque asustan a sus animales. ¡Viejo tonto! – pensó.
Thomas, apenas parado de pie, acababa de disparar los primeros fuegos artificiales.
Edward se tambaleó por la explosión, se sintió mareado y cayó al suelo. “Está bien, todo bien, ¡no tengas miedo!”, dijo, recogiendo la botella de champán que se habían llevado. Lentamente se levantó del suelo y lo que vio hizo que se pusiera sobrio de inmediato. en el suelo, c cubierto de sangre con horror en su rostro, y un extraño oso gigante se paró sobre él.
Edward al principio pensó que era alcohol, pero tenía que ser el oso. ¡¿Qué más?! De repente, el oso les habló, con un acento extrañamente escocés: “¡Les pedí idiotas que no enciendan estos malditos fuegos artificiales esta noche!”
Thomas comenzó a gritar.
Edward empezó a correr.
Al día siguiente, Edward se despertó en su cama. Con una resaca terrible y un dolor de cabeza. No recordaba nada, ni siquiera recordaba cómo había vuelto a casa. Pero lentamente recordó el extraño sueño, con Thomas y el oso parlante que los había atacado. Sonrió para sí mismo.
Comenzó a buscar a Thomas para reírse juntos de eso, pero no se encontraba por ningún lado … raro. Edward nunca volvió a ver a Thomas y su cuerpo nunca fue encontrado. Tampoco volvió a disparar fuegos artificiales en la víspera de Año Nuevo “.
