Escrita por: Roberto Negrete: Sencillamente a cierta hora hora ¡hay lugares prohibidos para el ser humano!.👣⚠️
Sucedió en una comunidad rural del estado de Querétaro México.
La entidad del arroyo – Un joven por motivos personales tenía que caminar diariamente de una comunidad rural a otra, por costumbre procuraba regresar a su casa antes de que llegara el anochecer y siempre tenía que pasar por un arroyo.
Un día ya habiendo tratado sus asuntos personales, se dio cuenta que había dejado pasar más tiempo de lo prudente pensando en su riesgoso trayecto, todo iba con normalidad y al llegar al tramo por donde tenía que cruzar el arroyo, ¡una extraña sensación le erizó la piel! pero lo pasó por alto pensando que eran sus nervios que lo traicionaban.
Prendió su linterna y apenas a los pocos metros ¡Zóck! ¡Trás! ¡comenzó a ser apedreado!, aunque la luna iluminaba y alumbraba con su linterna ¡no podía localizar de dónde provenían aquellos amenazadores rocasos!, ¡qué macabra advertencia!.
¡Un terrible escalofrío recorrió todo su ser! y se le pusieron los pelos de punta pues lo que de día era hermoso ¡de noche se convertía en un lugar embrujado! y él sufría las consecuencias ya que jamás hizo caso a lo que se contaba de ese arroyo.
¡Estaba solo en plena obscuridad! e inexplicablemente su linterna comenzó a fallar pero ¡cómo pudo siguió! e inesperadamente los rocasos cesaron ¡sólo para dar paso a algo peor!, sintió que de los pelos erizados del miedo ¡era tomado por unas manos qué parecían tenazas!.
¡ÁAAHHHH! exclamó y ¡fue levantado en el aire!, ¡él se sentía impotente! ya que hacía intentos por tocar el suelo ¡pero no podía!, aquella entidad no lo quería ahí y literalmente lo sacó de las greñas de ese lugar ¡con una fuerza sobrenatural!.
Este corto tramo se le había hecho producto del miedo interminable, al llegar al final aquella entidad lo soltó y este ¡todavía incrédulo! buscó al culpable ¡pero era imposible!, ¡no había nadie! y tampoco una respuesta, esas entidades territoriales o entidades obscuras ¡jamás se dejan ver por alguien!.
Se mueven cobijadas por la noche y ¡con tu temor se hacen más fuertes!, ¡nóooooo! ¡táp,táp,táp,táp,táp! ¡horrorizado salió corriendo del lugar! y ¡jamás se le volvió a hacer tarde!, ¡ahora ya lo sabes!, nunca se te ocurra pasar de noche por ahí.
¡YA QUE HARÁN QUÉ MOJES LOS PANTALONES DEL MIEDO! ¡PUES AÚN ESPANTAN EN ESE LUGAR MALDITO! . .
