Hace muchos años, en una noche fría un motociclista regresaba de un largo viaje con sus alforjas llenas de regalos mientras rodaba, en su mente pasaba que tan afortunado era él en ese momento de su vida, tener un “compañera” fiel como su motocicleta que entendía su estilo de vida de viajar por las carreteras y disfrutar del viento “Mi vieja máquina que nunca me ha dejado tirado ni una vez en todos estos años hemos compartido tanto en el camino”: Dijo en su mente el viejo motociclista.
Tomo una curva en la profunda noche y los duendes aprovecharon el momento haciendo que se derrapara contra el asfalto
Adolorido y casi inmovilizado los duendes se acercaron a él.
El les empezó aventar los objetos que cayeron de sus alforjas mientras, los Duendes seguían acercándose.
Se quedó con el último objeto en su mano “una campana” y comenzó a hacerla sonar
El sonido no era grato para los Duendes con la esperanza de que alguien lo escuchara para ayudarlo.
Cerca del lugar, un grupo de riders en el desierto se encontraban sentados alrededor de una fogata mientras convivían, cuando entre platica guardaron silencio por un momento y oyeron un sonido de una campana decidieron investigar, llegaron al lugar de donde dónde provenía el sonido.
Encontraron al motociclista tirado en el asfalto con los “duendes” haciendo rueda para acabar con él.
Sin dudarlo ayudaron al hermano Lanzándoles piedras y objetos a los Duendes hasta que se escurrieron entre la maleza.
De acuerdo a la leyenda
Estos espíritus malvados son los responsables de las averías mecánicas y de la mala suerte que puedas tener durante el viaje. Sigue contando la leyenda que para poderte librar de estos espíritus hay que colocar una pequeña campana en la moto ya que su constante repicar les vuelve locos y así caen de la moto al suelo. Incluso nos insinúa, que los baches que te encuentras por la carretera son causados por estos espíritus.
Si tienes un amigo que no tiene una campana en su moto, regálale una y protege su camino, el saber que tiene alguien que se preocupe por él es un sentimiento que no tiene nombre.
