Cualquiera que sean las apariencias, los nombres y las interpretaciones, las fuerzas espirituales (Misterios, Dioses, Daemons, Ancestros, Muertos, etc), están constantemente en acción en el mundo material e inmaterial, trabajando o influyendo en la vida de la humanidad.
Gracias a las diversas exageraciones de Hollywood, muchas personas piensan, por ejemplo, que los ataques espirituales ocurren en forma de seres espeluznantes que atacan a la gente, las poseen, y hacen que la espuma verde corra por las paredes y escaleras. Aunque tales eventos ocurren, son muy raros y escasos, entre todas las diversas formas de acción en las que operan las fuerzas siniestras. El "mal" es una fuerza que inunda a la humanidad y se manifiesta muchas veces a través de las personas, en el asesinato, el caos, la crueldad y la violencia que la gente ejerce sobre otras personas o seres.
Hay muchas personas que creen firmemente en que los Daemons y las fuerzas espirituales no existen. Que la ignorancia es su protección.
La ignorancia, sin embargo, no es ninguna protección. La ignorancia engendra miedo, y el miedo es el arma más poderosa de las fuerzas malignas; negar la existencia de éstas entidades sólo convierte a las personas en sujetos de daño más fáciles para ellos.
Las tradiciones sobre Daemons y entidades espirituales en la historia de la humanidad son abundantes y variadas, y las historias de tratos humanos con demonios son coloridas y fascinantes.
La actividad demoníaca que más fascina a la gente es la posesión. Las creencias sobre la posesión son universales y antiguas. En todas las historias del mundo antiguo, los demonios poseían a las personas causando enfermedades y locura.