Hace muchos años, en un pequeño pueblo rodeado de bosques oscuros y tenebrosos, se inició una caza de brujas. Los aldeanos estaban convencidos de que las brujas estaban detrás de los males que aquejaban al pueblo, desde la sequía hasta la muerte de sus animales y seres queridos. Un grupo de mujeres fue acusado de ser brujas y llevaron ante el tribunal del pueblo.
Las mujeres, que eran inocentes, negaron todas las acusaciones y juraron que no tenían nada que ver con la brujería. Pero los aldeanos estaban cegados por su miedo y paranoia, y se negaron a escucharlas. Decidieron llevar a cabo una prueba para demostrar su culpabilidad: lanzarlas al río y si flotaban, eran brujas; si se hundían y morían, eran inocentes.
El engaño de las brujas
Las mujeres fueron atadas y arrojadas al río.
Pero lo que los aldeanos no sabían es que las verdaderas brujas del bosque habían observado todo lo sucedido. Decidieron intervenir y lanzaron un hechizo sobre las mujeres, haciéndolas hablar y comportarse como brujas.
Los aldeanos, convencidos de que habían encontrado a las brujas culpables, las llevaron a la hoguera. Las mujeres, ya hechizadas, no podían hacer nada para defenderse. Fueron quemadas vivas en la plaza del pueblo, mientras los aldeanos celebraban y cantaban victoria.
Pero lo que los aldeanos no sabían es que las verdaderas brujas habían hecho un trato con el diablo. A cambio de sus almas, habían adquirido la habilidad de transformarse en cualquier cosa y de hechizar a los demás. Habían utilizado su poder para engañar a los aldeanos y hacer que creyeran que las mujeres eran brujas.
Después de aquella noche, el pueblo nunca volvió a ser el mismo.
Los bosques oscuros que rodeaban el pueblo parecían más espesos y tenebrosos que nunca. Las noches eran más largas y oscuras, y el viento soplaba con fuerza, llevando con él los lamentos de las brujas inocentes que habían sido sacrificadas.
Desde entonces, se dice que en noches de luna llena, puedes escuchar el eco de los gritos de las mujeres que fueron quemadas en la plaza del pueblo. Y si eres lo suficientemente valiente como para adentrarte en los bosques, ten cuidado. Las brujas reales siguen vivas, y nunca sabrás cuándo te están observando, esperando para hechizarte y convertirte en su próxima víctima.
Crédito a su autor.