Como todos los domingos por la mañana, Pamela iba al cementerio a dejar flores a su amigo quien llevaba un año de fallecido.
Ella solo permanecía una hora y luego se marchaba. En una de las visitas, pudo darse cuenta que una mujer permanecía para fuera del cementerio, en sus manos traía consigo un ramo de flores; lo extraño era cuando Pamela ingresaba y al salir del campo santo, aquella extraña mujer permanecía de pie, su rostro mostraba tristeza y los ojos los tenía hinchados como si hubiese llorado toda la noche.
Por lo que un domingo, cuando Pamela iba a entrar al cementerio, vio nuevamente a la extraña mujer, con un ramo de flores en sus manos, por lo que, ella decide acercarse y preguntarle:
– ¿SE ENCUENTRA BIEN SEÑORA?
– SÓLO DESEO DEJAR FLORES, PERO ME DUELE LAS PIERNAS
– ENTONCES NO DEBERIA ESTAR DE PIE, SENTÉMONOS EN LA BANCA QUE ESTA LIBRE
Ambas mujeres se sentaron y platicaron.
Pamela notó que aquella mujer sólo era mayor por dos o tres años, también le contó el motivo por el cual le dolía las piernas y es que, en su luna de miel de la pareja recién casada, sufrieron un accidente, donde el esposo perdió la vida instantáneamente; es por eso que siempre trataba de dejarle flores pero al momento de llegar al cementerio sus piernas le dolían, ella trataba de pedir ayuda pero todos la ignoraban; fue ahí donde Pamela decide ayudarla, toma el ramo de la extraña mujer y le pide indicaciones de como llegara la tumba de su esposo.
– ESPEREME AQUÍ – Le dijo Pamela- YO DEJARE SUS FLORES Y VOLVERÉ
Pamela rápidamente ingreso al cementerio y fue directo donde la tumba de su amigo, colocó el ramo de flores y se marchó a buscar la tumba del esposo de la señora que se encontraba afuera del cementerio.
Para su sorpresa, no solo vio una tumba sino dos, una frase que decía
<< EN MEMORIA A DOS ESPOSOS QUE SE AMARON Y SE AMARAN EN LA ETERNIDAD >>
También había dos fotos, una en cada lápida, la de un hombre y una mujer
– PERO… SI ES LA MISMA MUJER QUE… dijo Pamela dejando caer el ramo de flores, colocando sus manos en sus mejillas mostrando una expresión de susto y sorpresa.
La foto era de la misma mujer extraña con quien había conversado en la entrada del cementerio, la misma, que le entregó el ramo de flores para colocar en la lápida de su difunto esposo.
Rápidamente dejo el ramo de flores y fue de inmediato hasta la entrada del cementerio. La extraña mujer ya no se encontraba.
Tuvo que esperar hasta el siguiente domingo para volverá a regresar al cementerio y ver nuevamente a la mujer, pero no estaba. Pamela nunca más volvió a verla.
La extraña mujer había cumplido su promesa; la de llevar rosas a la tumba de su querido esposo y ella por fin pudo descansar en paz…por fin estaban juntos luego de cumplir su promesa.
