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La nahual

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admin
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Noble
Registrado: 3 años antes

Han pasado 40 años desde que descubrí el oscuro secreto de mi vecina..

Éramos jóvenes, habíamos tenido un fugaz romance con María, mi vecina, era una mujer hermosa, pero su personalidad arrogante y posesiva me hizo desistir de continuar a su lado.

Meses después conocí a Raquel, nos enamoramos y al poco tiempo empezamos una relación. Raquel era el amor de mi vida, y María la odiaba…

María estaba obsesionada conmigo, me acosaba y me buscaba constantemente, incluso, dejaba brujerías en mi puerta, ya que María era la nieta de la bruja del pueblo vecino, pero al ser yo un escéptico, nunca le tomé importancia.

Llegó el día en qué Raquel y yo decidimos dar un paso más y tomamos la decisión de casarnos.

Los días pasaron con normalidad, hasta que cierto día, empezamos a escuchar sonidos extraños, que se hicieron más constantes: Rasguños en las paredes, gruñidos, golpes en el techo… Fue un error pasar por alto todo aquello…

Una noche, mientras dormíamos, un enorme animal irrumpió en nuestra habitación, sin pensar en las consecuencias, traté de proteger a Raquel, pero fui arrojado hacia atrás con una fuerza sobrenatural, no pude hacer nada para evitar que ese horrible monstruo le arrancara la garganta a mi amada Raquel…

Me dirigí a la cocina tome un cuch!llo y me avalancé sobre la bestia, hir!endo uno de sus enormes ojos amarillos.

El monstruo me arrojó contra la pared y huyó…

Me quedé paralizado, viendo la escena con horror, llamé a la Policía, pero nadie me creyó…

Fui encarcelado y acusado de arrebatarle la vida, de la peor manera a mi esposa…

Ahí, en el encierro, recibí una visita inesperada… Era María, traía unos enormes lentes oscuros y una enorme cicatriz asomaba sobre su rostro, justo en el ojo izquierdo, el mismo ojo en el que yo dañé a la bestia…

En ese momento, entendí todo, ese monstruo, era un Nahual, y ese Nahual, era María…

María esbozó una sonrisa llena de ironía y satisfacción y exclamó:

-“Es una lástima que nadie te creerá. Te advertí que si no eras mío, no serías de nadie.”

Se dió la vuelta y, llena de orgullo, se marchó…

Fin.

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