Julia era una niña curiosa que siempre estaba buscando aventuras. Un día, mientras exploraba el bosque cerca de su casa, se encontró con un hombre extraño. El hombre estaba vestido con un traje oscuro y llevaba un saco en la mano. Julia se detuvo en seco, sabiendo que no debería hablar con extraños. Pero el hombre parecía inofensivo y le sonrió amablemente. Le preguntó si necesitaba ayuda para encontrar el camino de regreso a casa. Julia se sintió aliviada y aceptó la ayuda del hombre.
Caminaron juntos por el bosque, pero en un momento dado, Julia notó algo extraño. El saco que llevaba el hombre se movía, como si algo estuviera tratando de salir de su interior. Julia intentó no pensar en ello y siguió caminando. Pero a medida que avanzaban, el saco se movía cada vez más, hasta que finalmente, se abrió.
Julia gritó de terror cuando vio lo que había dentro del saco. Era una cara horrible y desfigurada que la miraba fijamente con los ojos en blanco. El hombre se rió mientras sacaba la cabeza del saco y se revelaba como el hombre del saco, el famoso asesino en serie que había aterrorizado a la ciudad durante años.
Julia intentó correr, pero el hombre la agarró y la arrastró de vuelta a su guarida en el bosque la asesino como a todos los demás cortándole la cabeza y guardándola en su saco. El hombre del saco continuó acechando en la oscuridad, siempre buscando a su próxima víctima con un trofeo nuevo en su saco.
